Un sencillo estudio permite predecir qué pacientes sufrirán crisis asmáticas


Argentina.- En el mundo, más de 300 millones de personas sufren de asma, trastorno inflamatorio crónico de las vías aéreas, caracterizado por las sibilancias, la falta de aire, la opresión en el pecho. En el país, alrededor de 3,5 millones de niños y adultos padecen esta enfermedad que, según cifras del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos, se cobra dos vidas diarias.

Pero aunque esta afección tiene consecuencias serias si no se trata, son muchos los que desconocen que la padecen y, según un estudio local publicado en la Revista Panamericana de Salud Pública, sólo el 8% recibe el tratamiento correcto.

Un trabajo realizado en los últimos dos años en la División Neumonología del Hospital de Clínicas mostró que un estudio sencillo permite predecir qué pacientes sufrirán crisis o exacerbaciones y cuáles no, y también si están recibiendo el esquema adecuado de tratamiento o si deben modificarlo.

Fuente: LaNacion.com

El estudio Exacerbaciones y ausentismo laboral (firmado por Gené, Franchi, Antuni, Junemann, Giménez y Apelbaum) analizó la evolución de 290 pacientes entre 2006 y 2007 utilizando una de las herramientas más dinámicas y sencillas de que disponen los neumonólogos, el test del control del asma (ACT, según sus siglas en inglés), que a través de un sencillo cuestionario permite evaluar precisamente el grado de control de la enfermedad. Adicionalmente, el test también es útil para obtener datos epidemiológicos y socioeconómicos, ya que su análisis permite identificar el grado de gravedad del cuadro y las complicaciones asociadas.

"En 2006, durante la Semana del Asma de comienzos de mayo, evaluamos a 500 pacientes y les preguntamos cuántas exacerbaciones habían tenido el año anterior -cuenta el doctor Ricardo Gené, jefe de Neumonología del citado hospital-. En 2007 volvimos a evaluar a 290 de esos pacientes y pudimos comprobar cómo habían evolucionado, cuántas visitas de emergencia y cuántas internaciones habían requerido, y cuánto habían tenido que faltar al trabajo."

Para analizar los resultados, los médicos dividieron a los pacientes en tres grupos, de acuerdo con el nivel de control de la enfermedad que habían logrado. Los que obtuvieron un resultado de ACT inferior a 14, tuvieron 2,6 veces más exacerbaciones que los que obtuvieron entre 14 y 19, y 3,8 veces más que los que obtuvieron un ACT de entre 20 y 25. El riesgo de ausentismo en el grupo con ACT inferior a 14 fue 5 veces mayor que en el grupo de 14 a 19 y 8,6 veces mayor que en el grupo de 20 a 25.

"Pudimos comprobar que, utilizando los criterios clásicos, no podemos predecir quién tendrá crisis y quién no; en cambio, este test nos permitió hacer una predicción ajustada y verificar si el tratamiento estaba dando los resultados deseados", dice Gené.

Según el especialista, la mortalidad por asma descendió con respecto a la década del noventa en relación inversa a la eficacia del tratamiento.

"En este tiempo, el uso de corticoides aumentó un 230% y las muertes descendieron de 1000 a 700 por año, aproximadamente", afirma.

Las guías internacionales para la enfermedad indican que el control del asma requiere un enfoque combinado: es preciso educar a los pacientes y es indispensable seleccionar los medicamentos adecuados.

Un correcto manejo incluye el uso de corticoides como medicación de control, más broncodilatadores para atacar las crisis. "A menudo se implementa un mal tratamiento, dado que se abusa de los fármacos rescatadores (broncodilatadores), que deberían emplearse solamente para el tratamiento de las crisis -dice el doctor Juan Carlos Invancevich, presidente de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica, y docente de la cátedra de Inmunología de la Universidad del Salvador-. Si bien estos fármacos son medicaciones muy seguras, su uso abusivo lleva a que, por un lado, persista la inflamación y se deterioren los pulmones con lesiones permanentes, y por el otro, la acumulación de dosis puede producir temblores, taquicardia e incluso otros efectos cardiovasculares."

Dijo el doctor Daniel Colodenco, jefe de Alergia e Inmunología del hospital Ferrer: "Muchos médicos ignoran la importancia del control y más de la mitad de los pacientes no adhiere al tratamiento".

Cuando el asma está controlada, la persona no tiene síntomas, no se despierta a la noche, no necesita recurrir a medicamentos de rescate, puede realizar ejercicio y actividades físicas, tiene resultados normales en la prueba de función pulmonar (espirometría) y no tiene crisis o las tiene sólo muy ocasionalmente.

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