El tango perdió a un grande


Argentina.- El cantor Enrique Dumas murió ayer, a raíz de un ataque cardíaco, en la ciudad de Jesús María, donde el viernes había actuado en el Festival de Doma y Folclore. Tenía 73 años.

Había nacido en La Plata un 8 de mayo de 1935 y, con apenas 14 años, había empezado a trabajar como cantante de jazz. En ese entonces estrenó su primer seudónimo: Hugo Randall reemplazó a su nombre verdadero, Enrique Rodríguez Acha. "Era -recordaba- la época de las orquestas características y yo estaba en la jazz Dixieland. Durante cinco años fui cantante de jazz trabajando en cabarets, cuando entonces aquí había verdaderos cabarets, donde aprendí mucho y muy seriamente de todo".

Fuente: Clarin.com

Su debut en tango fue en Radio Splendid, en 1955, con la orquesta típica de Carlos Figari, formación en la que permanecería durante casi diez años. De allí surgirían sus primeras grabaciones: tangos como Bien jaileife y El piano del bar. Era el comienzo de una época oscura para el tango, amenazado por el avance del rock y El Club del Clan; un momento histórico que moldeó su estilo de canto. Se autodenominaba "cantor bacán", cultor del smoking, el moño grande al cuello y las camisas con encajes, cuando lo que se usaba era vestir de lengue y funyi.

Así lo explicaba él: "A mí me gusta vestir de salón. Nací en el tango en momentos de marea baja, cuando se acercaba la fatídica década del '60. Hubo que crear siempre algo nuevo para ser tomado en cuenta por un público que había renegado masivamente del tango, y lo había cambiado por otros ritmos que le marcaban las empresas grabadoras que defendían intereses no nacionales. De cualquier forma, me doy por ampliamente satisfecho. No abandoné jamás el repertorio impuesto por las grandes voces del '40, creado por esa generación de poetas y músicos sin repetición. Para dar un ejemplo, cuando canto Confesión, de Discépolo, me sensibiliza la comunión con el público. Lo mismo pasa, por ejemplo, con Los mareados, uno sabe en esos momentos que la 'cosa' no pasa solamente por cantar lindo". Como testimonio de su estilo quedó una docena de discos, entre los que se destacan Dumas canta a Mores, Alma de bohemio con el Sexteto Mayor, El firulete, con Alberto Di Paulo, y De rompe y reje, con Osvaldo Requena.

Lo suyo no se limitó al canto: desde 1958 incursionó como actor teatral, donde a lo largo de los años compartió cartel con Mirtha Legrand, Olinda Bozán y José Marrone, entre otras figuras, en obras como Aquí está la vieja ola y esta vez no viene sola, La muchachada del centro, de Francico Canaro, El conventillo de la paloma, con Pepita Muñoz y Marcos Kaplan, Buenos Aires de seda y percal o Aplausos, con Libertad Lamarque y Juan Carlos Thorry. También se destacan espectáculos musicales, como Tangos en El Dante, con Aníbal Troilo y Tito Lusiardo; Yo canto a mi Argentina, con Mariano Mores y Héctor Gagliardi; o Buenos Aires todo tango, con Beba Bidart, Horacio Salgán y Ubaldo De Lío.

Pero su mayor popularidad la alcanzó por sus apariciones en televisión: fue uno de los pioneros en llevar el tango a ese medio. En 1956 debutó como actor en Canal 7, en el programa Esquina de Tango, junto a Luis Tasca, María Concepción César y Teresa Blasco, y libretos de Abel Santa Cruz. A ese ciclo le seguirían muchos otros, como La Familia Gesa, junto a Virginia Luque, Yo te canto Buenos Aires, en Canal 11, o El show de Antonio Prieto, en Canal 13. Y se convertiría en un emblema de Grandes valores del tango, el ciclo que duró 25 años al aire, casi siempre con la conducción de Silvio Soldán (ver De smoking y moño) .

Formó una pareja famosa en el mundo del espectáculo junto a Colomba, célebre locutora de TV, con quien tuvo tres hijos: Marcelo, Lionel y Paloma. En los '70 conoció a quien sería su segunda mujer, Bibi Gramano, suegra del cantor Guillermo Fernández, a quien Dumas apadrinó en sus comienzos como niño prodigio en Grandes valores del tango.

Desde los '80, su figura empezó a declinar. Alternó su trabajo en tanguerías con actuaciones en musicales que ya no tenían el brillo de los años dorados. Dos veces la muerte le pasó cerca: en 1984 sufrió un infarto y en 2005 tuvo un grave accidente de auto. En 2003, sin embargo, viajó a Japón con la orquesta de Carlos Galván. Sin llegar a retirarse, en los últimos tiempos dedicaba gran parte de sus horas a sus nietos, al ciclismo y al golf, sus grandes pasiones. "Es que yo ya hice casi todo -decía- y lo que busco ahora es estar tranquilo".

No hay comentarios: